Comprende las distintas sociedades para comprender mejor a tus padres, tus hijos y a ti misma

Lee atentamente la siguiente cita: “Esta juventud está malograda hasta el fondo de su corazón. Muchos jóvenes son malhechores y ociosos. Jamás serán como la juventud de antes. La juventud de hoy no será capaz de mantener nuestra cultura”. ¿Cuándo crees que fue escrita? Parece bastante actual, ¿verdad?

Pues no. Esta frase se encontró escrita en un vaso de arcilla con 4.000 años de antigüedad. Y no es el único ejemplo arcaico de cómo la relación entre generaciones ha tenido tintes de conflicto durante toda nuestra historia.

Como ves, las dificultades en la comunicación entre padres e hijos han existido siempre. Las diferencias generacionales pueden suponer una barrera en nuestra comprensión mutua. Por ello, vamos a ver a continuación qué generaciones definen los expertos en sociología y sus características principales. Comprueba si se confirman o desmienten tus ideas preconcebidas sobre tu generación, la de tus padres o la de tus hijos. Seguro que aprendes algo nuevo.

Las diferencias generacionales

Intentaré adivinar. Si tienes más de 40 años, es probable que pienses que la juventud de hoy en día ha perdido valores esenciales, que son caprichosos y que todo esto es culpa de las comodidades de que les hayan dado todo hecho y de la inmediatez de internet. Por otra parte, si eres menor de 30, probablemente pienses que los mayores son tozudos, demasiado tradicionales y no entienden nada de lo que vives.

Por supuesto, esto son estereotipos y mucha gente no se sentirá identificada con las anteriores afirmaciones. De igual manera, ubicar a una persona bajo la etiqueta de una generación puede ser una generalización totalmente desacertada. Cada persona vive una experiencia totalmente individual. Sin embargo, los cambios bruscos en las sociedades (políticos, tecnológicos, etc.) pueden marcar muchas creencias y actitudes. Así se diferencian las generaciones.

¿Cuáles son las generaciones según el año en el que naciste y qué caracteriza a cada una?

  • Los niños de la posguerra (1930-1948):

    Una generación marcada por la austeridad exigida por la depresión económica de la posguerra. La generación de la mayoría de abuelos de ahora. Recibieron una educación de estilo rígido y dogmático. Sin embargo, vivieron en una sociedad comunitarista. Es decir, con fuertes núcleos familiares y vecinales. Poco individualizada. Requirieron de mucho esfuerzo y trabajo duro para sobrevivir sin lujos.

  • Baby boom (1949-1968):

    Caracterizada por un pensamiento ambicioso. Su ambición le llevó al trabajo y el trabajo se vio bien recompensado en su conjunción con una época de bonanza. Su nombre se debe a la explosión demográfica propiciada por la mejora de la economía, un mayor acceso a recursos, la paz y la estabilidad. Fueron educados por la generación anterior, que mantenía esa rigidez y el valor del esfuerzo. El esfuerzo seguía viéndose recompensado con una cierta facilidad al acceso a un hogar propio, a formar una familia y construir un proyecto de vida siendo bastante jóvenes.

  • Generación X (1969-1980):

    Caracterizada por la búsqueda del éxito. No se diferencia mucho de la generación anterior en cuanto a valores con los que fueron educados. Nacidos en una época de cambios muy profundos a nivel político y social, lo que les llevó a ver también que el esfuerzo puede traducirse en resultados. Esta generación vivió la cara “benévola” de la expansión del consumismo, que vino acompañado de muchas novedades tecnológicas. La sociedad sigue siendo mayoritariamente comunitarista, pero comienza a llegar la globalización y el individualismo. Las ciudades cada vez están más pobladas.

  • Millennials (1981-1993):

    Una generación caracterizada por la frustración. Esta es una generación especialmente famosa, infame o, tal vez, ¿difamada? Ciertamente, la palabra “millennial” tiene ya connotaciones negativas para muchas personas. Muchos los llamaron “ninis”. Pero, ¿cuál ha sido su contexto?

    Son jóvenes que nacieron justo antes del boom digital. Sus padres habían vivido el crecimiento económico, el éxito y el esfuerzo recompensado, y eso les inculcaron. Se encontraron con una sociedad altamente competitiva. “Estudia mucho y lograrás lo que te propongas”. Pero se encontraron con una de las mayores crisis económicas de la historia justo cuando estaban accediendo al mercado laboral. El paro juvenil se disparó. La precariedad laboral llegó para quedarse. En definitiva, se encontraron con que el esfuerzo no siempre se traduce en una recompensa.

    Por otra parte, la sociedad ya es mayoritariamente individualista. Los pueblos se vaciaron y se llenaron las ciudades. Los núcleos son menos numerosos. A pesar de la mala fama, también ha sido una generación que ha luchado por grandes cambios sociales como los derechos de muchos colectivos minoritarios, el no a la guerra y la lucha contra el cambio climático.
  • Generación Z (1994-2010):

    Caracterizada por la irreverencia. Algo comprensible. Al fin y al cabo, muchos de ellos apenas han salido de la adolescencia y otros lo siguen siendo. Han nacido prácticamente conectados a internet y con un móvil en la mano. Han jugado mucho menos en las calles. Sus relaciones se han dado mayoritariamente online. Esto también ha facilitado que la comunicación con los millennials se haya acercado y que mucha gente piense que pertenecen a esta generación. Esto también puede haber hecho que percibieran su experiencia de frustración. Además, el acceso a la información ha facilitado que sean los más críticos.

    Pero lo digital también ha hecho que vivan de la inmediatez, lo que hace que cada vez puedan autogestionar menos su capacidad de atención. Además, las redes sociales han hecho que perciban que todo depende de su imagen y hace que perciban una gran competitividad social. Lo que les lleva a presionarse por agradar, mostrarse competentes, ser creativos y verse bien. Son muy flexibles y abiertos, con una alta adaptabilidad a un mundo ya definitivamente globalizado.

Las verdaderas diferencias pueden encontrarse en otra parte

Mientras me documentaba me encontré con este intersante artículo. En él, diferentes profesionales nos invitan a ir más allá de las diferencias generacionales y mirar hacia las diferencias de clase. Las diferencias entre ricos y pobres que cada vez se acrecentan más y más en nuestra sociedad.

¿Y si estamos juzgando a toda una generación como «mimados», cuando realmente la mayoría de jóvenes no solo no ha tenido «todo lo que han querido» sino que, además, después de esforzarse tanto como sus padres y prepararse como todos/as, se encontraron con la precariedad? Como nos recalca Mariano Urraco Solanilla, doctor en Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, no perdamos de vista la desigualdad.

Es decir, seguramente haya muchos jóvenes que han «tenido lo que han querido». Pero probablemente sean la minoría. Incluso en este caso, la educación tampoco ha sido responsabilidad suya, como destaca Ángeles Rubio Gil, socióloga del Colegio de Politólogos y Sociólogos de Madrid. Sea como sea, tal vez sea injusto seguir criticando a los millennials, una generación ya de por sí quemada, como defiende la periodista norteamericana, Anne Helen Petersen.

Ponerse en el lugar del otro

Si eres madre o padre, seguro que te gustaría que todos tus valores se transmitieran a tus hijos. Sin embargo, no se puede controlar la influencia del mundo más allá de nuestras relaciones familiares. Nuestras hijas e hijos viven en una sociedad cambiante que les afecta de una forma u otra irremediablemente. De la misma forma que te afectó crecer en una época y esto nos hizo tener más de un desencuentro con nuestros padres.

Si lo piensas, seguramente te hubiese gustado que tus padres te hubiesen comprendido más en algunos aspectos. Puede que echases de menos alguna muestra más de cariño o haber tenido la confianza para hablar de algunos temas delicados. Pero, como hemos visto, crecieron en una sociedad o con una educación que les marcó y les impidió hacer esto.

Igualmente, nuestros menores también viven una época distinta. Tienen otras presiones, otras necesidades y otras consecuencias en su día a día. Puede ser muy enriquecedor hacer el esfuerzo de entender su mundo para estrechar nuestra relación con ellos.