Permiso para sentir

Imagina que estás en una fiesta divertida con muchos amigos. A lo lejos ves que hay alguien que no te agrada y te molesta su presencia. Solo por su el hecho de que ella esté ya temes que la fiesta vaya mal.

Para evitar que esta persona estropee la fiesta intentas echarla de alguna manera, estás pendiente de ella, controlándola para que no arruine la fiesta. Pasan las horas así, hasta que termina. Entonces te das cuenta de que la fiesta ha pasado y no has podido disfrutarla por estar intentando controlar a esta persona.

Puedes hacer dos cosas: (1) quejarte de que esa persona te ha arruinado la fiesta o (2) darle otra perspectiva para que no vuelva a ocurrirte. ¿Probamos lo segundo?

Todas las experiencias forman parte de la vida

¿De qué forma podrías haber disfrutado de la fiesta? Busquemos otro enfoque. Tal vez, en lugar de intentar controlar lo que hace esa persona, ¿podríamos evitar cruzárnosla? Podría funcionar por momentos, pero piénsalo, también tendrías que estar todo el rato pendiente de ella para saber dónde está y así evitarla.

Pensemos otra cosa. Es inevitable que nos encontremos con personas que hagan cosas que nos desagraden. Como mismo no podemos gustarle a todo el mundo, tampoco todo el mundo nos va a gustar a nosotros. Y no pasa nada por ello. Si aceptas que es inevitable, dejarás de intentar controlarla y podrás centrarte en disfrutar de tus amigos.

Esto mismo podemos trasladarlo a otro tipo de experiencias que intentamos controlar y que forman parte de la vida. Si aceptamos que nos ocurren hechos que no nos gustan, pero que escapan de nuestro control, podemos dejar de intentar controlar. Si aceptamos la vida tal como es podremos disfrutar del camino que estamos recorriendo.

Permítete sentir emociones de todo tipo

Cuando de verdad aceptamos y abrazamos la vida que experimentamos, todo lo que sientes está bien. Dejarás de tener la necesidad de juzgar todo lo que ocurre como bueno o malo, positivo o negativo. Aferrarnos a estas dicotomías nos lleva a rumiar en nuestra mente sobre todo lo que nos sucede. Abandonar esta tendencia nos libera de estar juzgando todo, a las experiencias, a los demás y a nosotros mismos.

Al aceptar y permitirte a ti misma sentir todo tipo de emociones, sin juzgar, podrás vivir una vida conectada con tus valores y con tu esencia.