Que el miedo no te paralice: La evitación de las emociones

¿A ti tampoco te gusta sentir miedo, ansiedad o tristeza? Normal, la gran mayoría de personas siente estas emociones como algo desagradable. Procuramos evitar sentirlas y en ocasiones ponemos bastante empeño en ello. Pero, ¿realmente tiene sentido evitarlas? ¿Son negativas estas emociones? ¿Y para qué sirven las emociones?

¿Qué son y para qué sirven las emociones?

Las emociones son reacciones fisiológicas y evaluaciones cognitivas que nos permiten adaptarnos al entorno en el que vivimos. Las emociones que consideramos positivas o agradables nos ayudan a guiar nuestro comportamiento hacia objetivos a priori beneficiosos para nosotros. Por otra parte, las emociones negativas nos señalan eventos que podrían perjudicarnos y de los que deberíamos alejarnos, protegernos, buscar ayuda, etc. En definitiva, ambas nos dan información y nos movilizan a actuar.

Sin embargo, no siempre dejarse guiar por este principio es beneficioso. Esto es fácil de entender cuando piensas en el placer que te produce comer tu dulce favorito. Comerlo de vez en cuando es estupendo, pero comerlo todos los días o en todas las comidas seguramente no sea tan beneficioso. Igualmente, evitar o escapar de todo lo que nos da miedo puede terminar siendo perjudicial e incluso contraproducente.

La paradoja que alimenta nuestros miedos

Sentir miedo ante un león y salir corriendo para evitar que te coma es totalmente lógico y adaptativo. Pero en nuestro día a día sentimos miedo ante muchas cosas que en realidad no son potencialmente dañinas (algunas fobias, miedo a hablar en público, miedo a equivocarse, etc.). Una cosa es tener cierto temor a las alturas cuando te encuentras al borde de un precipicio y así evitar caerte por un posible resbalón, y otra es tener miedo a subir unas escaleras perfectamente seguras.

Sentimos miedo y evitamos, por ejemplo, situaciones en las que puedan evaluarnos (hablar en público) por si nos equivocamos. Y es normal sentir ese miedo. Sin embargo, no puedes mejorar tus habilidades para hablar en público si lo evitas constantemente, puede que haya metas que te gustaría conseguir y que no vas a alcanzar por ello, puede que ni siquiera te equivoques y, en cualquier caso, tampoco pasa nada por equivocarte en público.

Pero lo más significativo es que, paradójicamente, intentando evitar una y otra vez las emociones negativas, las estamos alimentando. La manera de reducir nuestros miedos ante una situación determinada es exponerse a estas situaciones. Cada vez que evitamos una situación que nos da miedo, estamos reforzando esta asociación y la próxima vez sentiremos aún más miedo.

Vivir y convivir con las emociones desagradables

Como vemos, si hay miedos que están impidiéndote lograr tus metas significativas, la mejor opción es afrontarlos, buscando ayuda psicológica si fuese necesario. Pero no es fácil dar este paso, aprender a seguir actuando a pesar de sentir esa emoción.